Hace varios años ya que se dice que Hollywood se ha quedado sin ideas, y que por eso ha habido un aumento de producciones basadas en libros, comics, novelas gráficas, videojuegos, y más. Además de las adaptaciones, hay un tipo de trabajo que ha ido en creciente aumento: Los Reboots, o reinicios. Un reboot es cuando un producto es reiniciado, tomando las ideas generales de este, pero dándole un giro que lo distinga del producto anterior. Hay ejemplos clásicos de reboot: "Batman Inicia" reinció la saga de Batman, "Battestar Galactica" fue un reinicio de la serie los años 60, y así muchos más.
Si bien hay reboots muy buenos, como los dos que acabo de mencionar, hay otros tantos que no son tan buenos, y han matado franquicias y personajes de forma casi definitiva. Un ejemplo reciente es "La Momia", que fracasó con la crítica y con la taquilla, estableciendo un mal pie de partida para un universo cinematográfico. Otro que ha fracasado es "Teen Titans Go", que ha recibido críticas mixas a negativas.
Ahora, hay que ponerse a pensar: ¿qué hace bueno un reboot?

Parte de lo que hizo tan buena esta película fue que respetó al personaje, que ha pasado por diferentes percepciones ante el público, pasando por la impresión cómica de la serie de los años sesenta, hasta el tono oscuro que inyectaron Frank Miller en 1986, Alan Moore en 1988, y Grant Morrison en 1989. Al mismo tiempo, Nolan modernizó el género, aterrizando al superhéroe en el mundo real, sin necesitar recurrir a elementos irreales para hacer una gran película. Aquel toque fue muy recibido, y sobre todo tras lo absurdo de "Batman y Robin", y logró crear una trilogía de películas que es apreciada por críticos y audiencias.


Parte de lo que hace bueno a un reboot es saber capturar las ideas del producto original, pero inyectando elementos frescos, que es lo que hizo tan buena la trilogía de "Batman" a cargo de Christopher Nolan. Otros reinicios, como "Amanecer Rojo" fueron fracasos porque no se dieron cuenta de que los originales eran productos de su tiempo.
Un buen reboot, sea del producto que sea, debe justificar su existencia añadiendo algo nuevo al producto original, al que debe respetar sin condiciones. Un reboot, sin importar quien esté a cargo de su realización, fallará si no es capaz de hacer ambas cosas, porque a nadie le gusta ver que un reinicio repite lo mismo, o que se convierte en una falta de respeto al original, sin importar cuánto éxito económico obtenga.
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